Carlo, sonrisa de cielo para esta tierra herida y sin paz, alabamos a Dios por tu vida sencilla, alegre y santa.Tú aceptaste con confianza ser despojado de tu juventud para dedicarte en el cielo, junto con Jesús y María, a una misión de amor sin fronteras.
Mientras descansas con tu cuerpo mortal allí dónde Francisco de Asís se despojó de todo bien terrenal, tú gritas con él a este mundo que Jesús es toda nuestra alegría.Joven lleno de sueños, atraído por la naturaleza, por el deporte, por internet, pero, aún más, conquistado por el milagro de Jesús realmente presente en la Santa Hostia, ayúdanos a creer que Él está allí, vivo y verdadero, mística <<autopista>>> que conduce al cielo, y enseñanos a contemplarlo con María, en los misterios del Santo Rosario.
Enseñanos, Carlo, que más allá de las modas, sólo Jesús, uniéndonos a Él, nos hace <<originales y no fotocopias», realmente libres. Obtén para nosotros que seamos capaces de encontrarLo en todas las criaturas, pero sobre todo en los más pobres, para que la humanidad sea más justa y fraternal, rica de belleza y de esperanza, para la gloria de Dios Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.