Festividad de Cristo Rey

Hoy celebramos la festividad de Cristo Rey, un momento para reflexionar sobre la verdadera naturaleza de su realeza. Jesucristo nos dice: «Hoy mismo estarás en el paraíso»,

Recordándonos que su trono no es de oro ni adornado con joyas, sino que está hecho de su propia Cruz, no lleva una corona real, sino una corona de espinas

Esta es una realeza diferente, que desafía nuestras concepciones mundanas.

La Realeza de Jesús

La realeza de Jesús no se mide por el poder o el lujo, sino por su servicio y sacrificio.

El cristiano está llamado a seguir este ejemplo, a entender que ser un verdadero servidor implica dar la vida por los demás. En este sentido, podemos ver en la historia del buen ladrón una lección poderosa. Cuando este ladrón le dice a Jesús: «Acuérdate de mí cuando estés en tu reino», Jesús le responde: «Te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso».

Este diálogo nos muestra que, a pesar de nuestras faltas, siempre hay una oportunidad para la conversión y el perdón.

La Conversión y la Esperanza.

El buen ladrón representa a todos aquellos que, a pesar de haber llevado una vida difícil, pueden encontrar la redención a través de un corazón arrepentido. La realeza de Cristo se manifiesta en su capacidad de perdonar y en su deseo de tenernos cerca en el paraíso. Esta festividad es un recordatorio de que, en nuestra soledad y crisis, podemos encontrar consuelo en la presencia de nuestro Rey, quien camina con nosotros.

Preparación y Reflexión

Al cerrar el año litúrgico, es un momento propicio para preparar nuestro corazón.

Debemos alejarnos de sentimientos de enojo y resentimiento, como el ladrón que no quiso reconocer su culpa. En cambio, debemos adoptar la actitud del buen ladrón, reconociendo nuestras fallas y abriendo nuestro corazón a la misericordia de Jesús. Él nos invita a liberarnos de las cadenas del orgullo y la banalidad, y a vivir en su amor.

Un Llamado a la Acción que podamos ver en la corona de espinas y los clavos de Jesús la verdadera realeza, y que este reconocimiento nos impulse a servir a los demás con amor y humildad. Cada acto de bondad hacia los demás es un regalo que nuestro Rey nos ofrece.

Que viva Cristo en nuestros corazones, que su amor y su luz nos guíen en nuestro camino.

Hoy, mientras celebramos a Cristo Rey, recordemos su promesa de que, si nos convertimos y abrimos nuestro corazón, también nosotros estaremos con Él en el paraíso.

Que esta dulce espera nos llene de esperanza y fe, y que siempre busquemos acercarnos más a Él, nuestro Rey y Salvador.

©P. Iván Mamani Sdb