Cristo iluminado

Señor Dios,
Padre de misericordia y fuente de libertad,
te presentamos a tantas hermanas y hermanos
que sufren violencia, discriminación o muerte
por confesar tu nombre, Señor.
Mira con compasión a quienes te siguen,
fortalece su esperanza,
alivia sus heridas, sostiene su testimonio,
para que nunca falte en el mundo
la luz del Evangelio.
Te pedimos también que todos los pueblos abran sus corazones,
especialmente los gobernantes y las autoridades,
para que se respete la dignidad humana,
la libertad de conciencia
y el derecho de cada persona a buscarte y adorarte en paz.
Haz que tu Iglesia siga siendo signo de unidad,
valiente en la verdad, humilde en el servicio
y fiel en el amor,
incluso en la persecución.