El Sacramento de la Confirmación: Un Encuentro Transformador con el Espíritu Santo
El sacramento de la Confirmación es, por excelencia, el encuentro en el que el Espíritu Santo se hace protagonista en la vida del cristiano. Desde los orígenes de la Iglesia, la formación de una comunidad cristiana se ha cimentado en dos elementos esenciales que unen al creyente con Cristo: el bautismo y la confirmación. El Catecismo de la Iglesia subraya que, al recibir el bautismo, nos unimos íntimamente a la comunidad eclesial, donde el Espíritu Santo nos enriquece con una fortaleza especial que nos impulsa a ser auténticos testigos de la fe.
En la Confirmación se perpetúa el misterio del Pentecostés, reviviendo la venida del Espíritu Santo en cada generación. A través de la imposición de manos, se simboliza la entrega del Espíritu y la protección que éste otorga, poniéndonos bajo su constante acción y guía. Además, la unción con aceite identifica a quien es confirmado, uniéndolo a Cristo, el Ungido por excelencia. Este acto no solo señala un proceso de madurez espiritual, sino que también confiere la fuerza necesaria para proclamar, públicamente, la fe en un mundo que precisa del testimonio de lo divino.
El sacramento de la Confirmación actúa, por tanto, como un contrapeso a las debilidades humanas, recordándonos que, con el poder del Espíritu Santo, podemos llevar a Cristo incluso hasta el último rincón de la tierra. Este don divino nos imbuye del Espíritu de sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, conocimiento y piedad, así como del «espíritu de santo temor», que nos impulsa a guardar celosamente el tesoro recibido.
Como bien expresa San Ambrosio, debemos recordar que, al ser confirmados, Dios Padre nos ha marcado como sus hijos e hijas y Cristo nos ha colocado en el corazón la perla del Espíritu. Esto constituye un momento de fortaleza espiritual, que nos permite enfrentar la vida con la convicción de que somos llamados a ser portadores activos y vibrantes del Evangelio.
En síntesis, la Confirmación es una invitación a asumir con madurez el carácter misionero del cristiano. Es el sello que afianza nuestra identidad en Cristo y nos equipa para vivir y proclamar el mensaje de salvación, guiados siempre por la poderosa presencia del Espíritu Santo.
Referencia Bíblica
He 2, 3-4 Aparecieron como divididas ….. Y quedaron llenos del Espíritu Santo
He, 19,6 Imponiéndoles Pablo las manos
Signo Visible
- Imposición de las manos
- Unción del Crisma
Gracia Santificante que significa: Adultez en la fe Transformación por el Espíritu Santo
Aspectos :
Asistencia a la iglesia, actuación en cada cristiano
Mandamientos que cumplir
- Todos
- 1ero del decálogo y 5 de la iglesia